Monday, December 2, 2013

Los ojos verdes

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ANALISIS DEL TEXTO

En la leyenda de Bécquer leída, se puede observar a simple vista que hay un claro predominio del “YO”. El autor conduce la historia de manera que él es el centro de ella, es decir, hay un notable egocentrismo, característica muy común de la literatura romántica. Aparece en la obra, también, un cierto tono de rebeldía, de ganas de salirse de las normas. Esto se percibe claramente cuando Íñigo avisa al montero que de un punto en concreto no se podía pasar, que era peligroso y el montero, diciendo maravillas de él mismo, le dice que está dispuesto antes a perder el señorío de sus padres que dejar escapar a ese ciervo, él único que, como él dice, ha herido su venablo. También podemos ver ese sentimiento de rebeldía y de búsqueda de la libertad cuando menciona a Satanás, diciendo que antes perderá su alma en manos de Satanás a su ciervo. Satanás representa, en la obra romántica, quien se burla de lo sagrado y se burla de Dios, elementos, hasta entonces, intocables e inmencionables. En la obra también se distingue una cierta inclinación del autor de huir de la realidad para llegar a otros mundos creados por su propia imaginación, en cierta parte, fantasías. El autor se evade de la naturaleza, que la idealiza y la proyecta según sus sentimientos, en este caso el sentimiento de alegría al haber cazado el ciervo, que hace que el paisaje sea increíble. Se pueden observar, también, largas descripciones del paisaje, con el fin de evadirse en el mundo del sueño, algo muy característico de la literatura del Romanticismo, que consiste, básicamente, en que el autor encuentra en los sueños –en este caso la descripción del paisaje es un sueño-, la posibilidad de eludir la realidad ordinaria, por lo que el sueño se convierte en un verdadero estado poético. Esto mismo pasa cuando describe a la mujer que se encuentra sentada en su puesto, a la que idealiza.

Fernando de Argensola persiguiendo a un ciervo herido se adentra en los dominios prohibidos de la fuente de los Álamos donde, según creencia popular, reside un ser maligno. El joven recupera su presa, pero desde ese día su comportamiento cambia. Sale todos los días solo de caza y regresa sin presas y distraído. Su montero, Íñigo le pregunta por su malestar y su señor le contesta que el día de la cacería, en la fuente vio a una hermosa joven  de ojos verdes.
Un día que vuelve a buscarla:
“Fernando dio un paso hacia ella, . . . , otro y sintió unos brazos delgados y flexibles que se liaban a su cuello y una sensación fría en sus labios ardorosos, un beso de nieve . . . , y vaciló . . ., y perdió pie, y cayó al agua con un rumor sordo y lúgubre”.
En esta leyenda podemos disfrutar de bellas descripciones de lugares:
“Mira: la fuente brota escondida en el seno de una peña, y cae, resbalándose gota a gota, por entre las verdes y flotantes hojas de las plantas que crecen al borde de su cuna. Aquellas gotas, que al desprenderse brillan como puntos de oro y . . .”
De animales:
“Cuando el más ágil de los lebreles llegó a las carrascas, jadeante y cubiertas las fauces de espuma, ya el ciervo, rápido como una saeta, las había salvado de un solo brinco. . .”

De sensaciones:
“La soledad, con sus mil rumores desconocidos, vive en aquellos lugares y embriaga el espíritu en su inefable melancolía”.
“Ven . . . y la mujer misteriosa lo llamaba al borde del abismo  donde estaba suspendida, y parecía ofrecerle un beso. . ., un beso . . .”
El tema de esta historia es el amor idealizado, misterioso y sobrenatural que el protagonista siente por una mujer que habita en los aguas de una fuente enigmática y que acaba engulléndolo en la muerte. Le atrae con su belleza extraordinaria:
“Ella era hermosa, hermosa y pálida como una estatua de alabastro. Y uno de sus rizos caía sobre sus hombros, deslizándose entre los pliegues del velo como un rayo de sol que atraviesa las nubes, y en el cerco de sus pestañas rubias brillaban  sus pupilas como dos esmeraldas sujetas en una joya de oro”.
Los espacios  que aparecen son también mágicos acorde con la acción, no podrían ser de otra manera, puesto que el amor de Fernando es etéreo, ilusorio:
“Yo vivo en el fondo de estas aguas, incorpórea como ellas, fugaz y transparente; hablo con sus rumores y ondulo sus pliegues. Yo no castigo a quien osa turbar la fuente donde moro…”
La lengua utilizada está plena de musicalidad y armonía, ensueño y lirismo. La inmaterialidad del amor se agita, vaga en los vocablos de “Los ojos verdes”, se manifiesta seleccionando palabras sin adornos, aunque abundan los adjetivos y otras figuras literarias:
“sus pestañas brillaban como hilos de luz”
“La niebla del lago flota sobre nuestras frentes como un pabellón de lino”
“hermosa y pálida como una estatua de alabastro”.

Esta  leyenda, como casi todas, acaba con la muerte del protagonista. Puede que este final triste esté relacionado con la difícil y afligida vida de Bécquer.
   

Curiosidades

La preferencia de Bécquer por los ojos verdes, proviene que desde muy pequeño, todo lo verde,(símbolo de la esperanza)y lo relacionado con la naturaleza le atraía de alguna forma.

Tema: La leyenda está ambientada en la Edad Media y el tema trata de conseguir un amor imposible a la vez desgraciado y que no se puede realizar.
La mujer simboliza la tentación, con su hermosura y sus ojos verdes atraen a Fernando. Fernando es atraído porque todo romántico es atraído por la belleza, a los románticos no les importa todo lo que les rodea, tan sólo les importa ellos mismos y su amada. También son atraídos por la belleza de la Naturaleza, aunque siempre va a confundirse con mujeres, pues es lo que más aman. La mujer de los ojos verdes también atrae a Fernando por el misterio y lo indescriptible, que es otra de las cosas que atraen a los románticos.
Además las mujeres de alguna de sus leyendas no son mujeres, es decir, no son reales, son ilusiones, espejismos. En el caso de El Rayo de Luna y Los Ojos Verdes, son fenómenos de la Naturaleza. Nuestros protagonistas se enamoran de un fenómeno natural que lo interpretan como a una mujer.
Fernando ve en la fuente algo brillante, él lo confunde como unos ojos verdes. Fernando, como está perdidamente enamorado, ve a su amada, incluso habla con ella.

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