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ANALISIS DEL TEXTO
En la leyenda de Bécquer leída, se puede observar a simple
vista que hay un claro predominio del “YO”. El autor conduce la historia de
manera que él es el centro de ella, es decir, hay un notable egocentrismo,
característica muy común de la literatura romántica. Aparece en la obra,
también, un cierto tono de rebeldía, de ganas de salirse de las normas. Esto se
percibe claramente cuando Íñigo avisa al montero que de un punto en concreto no
se podía pasar, que era peligroso y el montero, diciendo maravillas de él
mismo, le dice que está dispuesto antes a perder el señorío de sus padres que
dejar escapar a ese ciervo, él único que, como él dice, ha herido su venablo.
También podemos ver ese sentimiento de rebeldía y de búsqueda de la libertad
cuando menciona a Satanás, diciendo que antes perderá su alma en manos de
Satanás a su ciervo. Satanás representa, en la obra romántica, quien se burla
de lo sagrado y se burla de Dios, elementos, hasta entonces, intocables e
inmencionables. En la obra también se distingue una cierta inclinación del
autor de huir de la realidad para llegar a otros mundos creados por su propia
imaginación, en cierta parte, fantasías. El autor se evade de la naturaleza,
que la idealiza y la proyecta según sus sentimientos, en este caso el sentimiento
de alegría al haber cazado el ciervo, que hace que el paisaje sea increíble. Se
pueden observar, también, largas descripciones del paisaje, con el fin de
evadirse en el mundo del sueño, algo muy característico de la literatura del
Romanticismo, que consiste, básicamente, en que el autor encuentra en los
sueños –en este caso la descripción del paisaje es un sueño-, la posibilidad de
eludir la realidad ordinaria, por lo que el sueño se convierte en un verdadero
estado poético. Esto mismo pasa cuando describe a la mujer que se encuentra
sentada en su puesto, a la que idealiza.
Fernando de Argensola persiguiendo a un ciervo herido se
adentra en los dominios prohibidos de la fuente de los Álamos donde, según
creencia popular, reside un ser maligno. El joven recupera su presa, pero desde
ese día su comportamiento cambia. Sale todos los días solo de caza y regresa
sin presas y distraído. Su montero, Íñigo le pregunta por su malestar y su
señor le contesta que el día de la cacería, en la fuente vio a una hermosa
joven de ojos verdes.
Un día que vuelve a buscarla:
“Fernando dio un paso hacia ella, . . . , otro y sintió unos
brazos delgados y flexibles que se liaban a su cuello y una sensación fría en
sus labios ardorosos, un beso de nieve . . . , y vaciló . . ., y perdió pie, y
cayó al agua con un rumor sordo y lúgubre”.
En esta leyenda podemos disfrutar de bellas descripciones de
lugares:
“Mira: la fuente brota escondida en el seno de una peña, y
cae, resbalándose gota a gota, por entre las verdes y flotantes hojas de las
plantas que crecen al borde de su cuna. Aquellas gotas, que al desprenderse
brillan como puntos de oro y . . .”
De animales:
“Cuando el más ágil de los lebreles llegó a las carrascas,
jadeante y cubiertas las fauces de espuma, ya el ciervo, rápido como una saeta,
las había salvado de un solo brinco. . .”
De sensaciones:
“La soledad, con sus mil rumores desconocidos, vive en
aquellos lugares y embriaga el espíritu en su inefable melancolía”.
“Ven . . . y la mujer misteriosa lo llamaba al borde del
abismo donde estaba suspendida, y
parecía ofrecerle un beso. . ., un beso . . .”
El tema de esta historia es el amor idealizado, misterioso y
sobrenatural que el protagonista siente por una mujer que habita en los aguas
de una fuente enigmática y que acaba engulléndolo en la muerte. Le atrae con su
belleza extraordinaria:
“Ella era hermosa, hermosa y pálida como una estatua de
alabastro. Y uno de sus rizos caía sobre sus hombros, deslizándose entre los
pliegues del velo como un rayo de sol que atraviesa las nubes, y en el cerco de
sus pestañas rubias brillaban sus
pupilas como dos esmeraldas sujetas en una joya de oro”.
Los espacios que
aparecen son también mágicos acorde con la acción, no podrían ser de otra
manera, puesto que el amor de Fernando es etéreo, ilusorio:
“Yo vivo en el fondo de estas aguas, incorpórea como ellas,
fugaz y transparente; hablo con sus rumores y ondulo sus pliegues. Yo no
castigo a quien osa turbar la fuente donde moro…”
La lengua utilizada está plena de musicalidad y armonía,
ensueño y lirismo. La inmaterialidad del amor se agita, vaga en los vocablos de
“Los ojos verdes”, se manifiesta seleccionando palabras sin adornos, aunque
abundan los adjetivos y otras figuras literarias:
“sus pestañas brillaban como hilos de luz”
“La niebla del lago flota sobre nuestras frentes como un
pabellón de lino”
“hermosa y pálida como una estatua de alabastro”.
Esta leyenda, como
casi todas, acaba con la muerte del protagonista. Puede que este final triste
esté relacionado con la difícil y afligida vida de Bécquer.
Curiosidades
La preferencia de Bécquer por los ojos verdes, proviene que
desde muy pequeño, todo lo verde,(símbolo de la esperanza)y lo relacionado con
la naturaleza le atraía de alguna forma.
Tema: La leyenda está ambientada en la Edad Media y el tema
trata de conseguir un amor imposible a la vez desgraciado y que no se puede
realizar.
La mujer simboliza la tentación, con su hermosura y sus ojos
verdes atraen a Fernando. Fernando es atraído porque todo romántico es atraído
por la belleza, a los románticos no les importa todo lo que les rodea, tan sólo
les importa ellos mismos y su amada. También son atraídos por la belleza de la
Naturaleza, aunque siempre va a confundirse con mujeres, pues es lo que más
aman. La mujer de los ojos verdes también atrae a Fernando por el misterio y lo
indescriptible, que es otra de las cosas que atraen a los románticos.
Además las mujeres de alguna de sus leyendas no son mujeres,
es decir, no son reales, son ilusiones, espejismos. En el caso de El Rayo de
Luna y Los Ojos Verdes, son fenómenos de la Naturaleza. Nuestros protagonistas
se enamoran de un fenómeno natural que lo interpretan como a una mujer.
Fernando ve en la fuente algo brillante, él lo confunde como
unos ojos verdes. Fernando, como está perdidamente enamorado, ve a su amada,
incluso habla con ella.
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